Un secuestro inolvidable
Siempre observaba a aquellos estúpidos niños elegidos. Me gustaba observarles. Pero sobre todo me gustaba observar a Matt, el chico rubio de penetrantes ojos azules y apariencia solitaria. Me atraía de tal manera que comencé a tener sueños, en los cuales ambos terminábamos en la cama. Lo que empezó como una simple atracción, se convirtió repentinamente en una obsesión.
Esto hizo que trazara un plan: Le secuestraría para hacerle mío.
No me costó demasiado, pues siempre se le veía alejado de los demás.
Una noche que todos estaban durmiendo y Matt apoyado en un tronco de un árbol de cara al mar, me dispuse a llevarlo a cabo. Me acerqué sigilosamente y le hablé así:
– ¿No deberías estar durmiendo...Matt?
– ¿Y tú no deberías meterte en tus asuntos y dedicarte a tus ruedas negras, Digimon Emperador? - dijo él en respuesta. Se levantó y me encaró, completamente sereno -. Pero no podrás hacerlo, porque ahora mismo acabaré contigo. Por eso, te doy las gracias por haber venido.
– Oooh, ¡mira cómo tiemblo! - dije yo sarcásticamente y simulando temblar -.
– Tranquilo, pronto dejarás de temblar - respondió tirándose encima de mí. Yo le admiré por sus agallas, pero, por supuesto, no lograría su propósito -.
– ¡Seadramon, ahora! - grité yo -.
Entonces, Seadramon salió de debajo del agua.
– ¡Chorro de agua! - exclamó él -.
Un chorro de agua salió, entonces, de su boca y le dio de lleno a Matt, que con la presión de éste se dio contra el tronco, en el que momentos antes había estado apoyado, golpeándose la cabeza.
– Bien...ha salido justo como esperaba - y chasqueando los dedos apareció Mamothmon, quien nos cargó a ambos y nos llevó hasta mi cuartel general, mi casa en el Mundo Digimon -.
El resto...era cosa mía.
Ya que el golpe había sido muy fuerte, tardó un tiempo en recuperar la consciencia.
– Agh... - se quejó él. Y al querer llevarse las manos a la cabeza...simplemente no pudo. La razón era bien sencilla. Al llegar yo le había encadenado a la pared de pies y manos -. Pero, ¡¿qué demonios...
– ¿Me llamabas? - aparecí yo en su campo de visión -.
– ¡¡¡Tú!!! - exclamó Matt mirándome con sus preciosos ojos azules llenos de odio y revolviéndose -. ¡¿Dónde estoy? ¡¿y qué es ESTO?! - señalando lo que le ataba de pies y manos -.
– Primero, estás en mi cuartel general y, segundo, son esposas - respondí yo acercándome lentamente a él -.
– ¡¿Por qué me has traído aquí?! - siguió preguntando él, y añadió tirando de las argollas -. ¡¿Y por qué me has esposado?!
– Las dos preguntas tienen la misma respuesta - me quedé a pocos centímetros de él y antes de besarle, dije -. Para hacer algo que seguro que no quieres que haga.
Fue un beso lleno de pasión por mi parte y de rabia por la suya. Pero la mezcla fue explosiva para ambos. Aunque él no estaba de acuerdo, pues se resistía y removía en mi abrazo, sé que le gustó.
Entonces, me separé para ver su reacción. Aún tenía los ojos cerrados y respiraba con cierta dificultad.
– Suéltame, Ken...ya no puedo más... - murmuró -.
– ¿Sólo te he dado un beso y ya estás así? - dije yo en tono divertido -.
– No ha sido sólo un beso - me miró Matt con seriedad -. Vamos, suéltame.
– Si te suelto...escaparás - dije yo -.
– ¿En el estado en el que me encuentro? - dijo él bajando su mirada hasta sus pantalones. Yo seguí su trayectoria y vi su miembro apretado contra el pantalón, como queriendo salir. Él subió su mirada hacia mí y yo hice otro tanto -. Me parece que no.
Yo vacilé en si creer en sus palabras y soltarle, o no creer y mantenerle esposado.
– Prométeme que no huirás - dije acercándome a las argollas, llave en mano -.
– Lo prometo - dijo Matt sin un atisbo de humor en su voz -.
Entonces, yo le solté. Lo primero que hizo fue abalanzarse sobre mí, tirándome, así, al suelo. Me sujetó las manos al suelo por encima de mi cabeza con tan sólo una mano, cosa que me sorprendió, pues no creí que tuviera tanta fuerza. Bajó, acto seguido, su mirada a mis pantalones, la subió de nuevo para posarla en la mía, sonrió con picardía y dijo:
– Parece que el pequeño Ken quiere salir a jugar...¿le dejamos?
Yo me estremecí.
– Matt... - murmuré -.
– Dilo, Ken... - se inclinó hacia mí y me susurró al oído -. Dime que lo haga...
– ...hazlo... - obedecí -.
– ¿Es esa manera de pedirlo? - me preguntó él sin apartar sus ojos de los míos. Puso una mano encima de mi miembro, escondido tras los calzoncillos y los pantalones, haciendo que no pudiera evitar un pequeño gemido. Le vi sonreír satisfecho y volvió a susurrar -. Vamos, Ken...Estoy esperando tu respuesta...
– Por favor...hazlo... - murmuré yo, entre jadeos. Ya no podía soportarlo más. Estaba al límite -.
Entonces, él me bajó los pantalones poco a poco, sin dejar de observar mis reacciones. Yo mantenía los ojos cerrados y me mordía el labio inferior, disfrutando al máximo de sus caricias.
De repente, me soltó las manos, me levantó y me puso de cara a la pared. El asombro se dibujaba en mi rostro. Oí un ‘wriiiip’, parecido al de una cremallera y sentí algo dentro de mi ano. Era uno de sus dedos, pero, a continuación, sentí algo húmedo y caliente a la vez. Su miembro...estaba en mi interior.
– Di que me deseas, Ken... - le oí decir entre jadeos y empellones -.
– Te deseo...Matt... - dije casi sin pensar -.
Yo intentaba por todos los medios que mis gemidos no salieran al exterior, pero no pude evitar que alguno se me escapase. Matt no estaba de acuerdo en que me mantuviese callado.
– Quiero oírte... - me susurró al oído, lo cual me hizo estremecer de placer -. Di mi nombre...
– ...Matt...hah...nnh...Ma...tt...hah... - conseguí decir entre gemidos. Entonces, fue más rápido y yo no pude evitar gritar, a la vez que las lágrimas corrían por mis mejillas. Dolía, pero el placer era aún mayor -. ...hah...hah...nnh...no pa...res...hah...
Sacó su miembro de mi interior, me puso de cara a él, me levantó en vilo, haciendo que yo me sujetase a su cintura con mis piernas y volvió a la carga. Esta vez fue más suave y lo hizo sin quitarme los ojos de encima. Yo me abracé, entonces, a él, y ambos con los ojos entrecerrados fuimos acercando nuestros rostros y nos fundimos en un apasionado beso.
Cuando todo terminó, ambos estábamos sin aliento.
Yo rompí aquél silencio tan incómodo.
– Ha sido... - empecé diciendo yo -.
– No volverá a suceder - me interrumpió Matt poniéndose en pie y vistiéndose -.
– Pero... - me levanté corriendo y le agarré por los hombros -. ¿No ha significado nada para ti? ¿sólo ha sido...sólo ha sido una sesión de sexo y punto?
– ¿Y qué esperabas? - dijo él soltándose -. ¿Qué después de esto me lanzase a tus brazos y te pidiera quedarme aquí contigo para siempre?
– No, pero... - intenté seguir, pero no pude. Aquello no iba según lo planeado.
Había planeado acostarme con él, si, pero en mis planes no entraba el enamorarme de él -.
– Tan sólo recuerda quien eres tú y quien soy yo - me sacó él de mis pensamientos -.
– Lo sé perfectamente, pero yo... - volví a agarrarle -. Escucha, Matt...Sé que te parecerá una locura, pero...yo... me he enamorado de ti. Por eso...dame una oportunidad.
– No hay forma de que pueda hacer eso, Ken... - cogió mis manos y las sujetó con firmeza. Entonces, me miró fijamente y me dijo algo que jamás olvidaré -. No puedo enamorarme de ti...porque te odio. Simplemente es imposible, Ken... Olvida lo pasado hoy. Pero, sobre todo, ódiame tú a mí también y olvídame. Será lo mejor.
Aquello me dolió más que si me hubieran atravesado el corazón con una daga.
– La próxima vez que nos encontremos seremos enemigos...Matt - dije yo fríamente -.
Él sonrió dulcemente, lo que hizo que tragara saliva y pensara que si moría en ese mismo momento sería inmensamente feliz, y dijo así:
– Entonces, demos lo mejor de nosotros...Ken.
Y dicho esto, se fue. Yo no se lo impedí. ¿Por qué iba a hacerlo? él no quería quedarse conmigo y yo debía ser un hombre y dejarle marchar. Pero no había manera de que pudiese olvidar lo acontecido aquél día entre nosotros.
Para mí no fue un simple juego...sino que significó algo muy fuerte que aún siento; un amor indescriptible, que sólo le pertenece a una persona: a Matt Ishida, uno de aquellos estúpidos niños elegidos, a los cuales persigo. Qué ironía.
FIN
Fanfic de Digimon,
A 22 de Noviembre de 2005.
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Esta historia fue una de las primeras de slash que hice, y también fue la primera vez que escribía un lemmon. Así que, no seáis muy duros conmigo ^^
Creo que ahora escribo mucho mejor. Llevo 4 años intentando superarme, y creo que poco a poco lo voy consiguiendo, jeje.
